Cuando veo y escucho a amigos decir y despotricar contra la
gente que está ganando bien y me dicen para qué diablos entonces fuimos a la
Universidad y quemarnos las pestañas si otros ganan millones vendiendo dulces o
vendiendo comida chatarra, pues a lo que respondo que su visión está totalmente
fuera de foco, es decir, no tiene lógica y lo explico.
El hecho de tener doctorados, maestrías y licenciaturas no
te hace directamente elegido por la naturaleza o fuerza poderosa del destino a
que tengas dinero, eso sucede en casos muy excepcionales como sacarse la
lotería, heredar de un tío millonario o nacer en cuna de oro, pero fuera de
esas anomalías estadísticas los profesionales no son tampoco los merecedores de
riqueza por el solo hecho de haber estudiado. El conocimiento es cultura, es
sabiduría, es meritocracia, es por lo tanto una virtud y una ventaja
cualitativa frente a las personas que carecen de conocimiento, pero como toda
habilidad no es necesariamente útil en todo, un experto cirujano neural no
tiene potestad alguna en un partido de fútbol si no sabe siquiera patear el
balón al frente. Ahora el creerse por encima de los demás solo por tener más conocimiento
y creerse merecedor de dinero por su talante intelectual, es mediocridad y una
falta de inteligencia para saber cómo funciona el mundo junto a un berrinche de
progresía.
Entonces esto nos lleva a la siguiente parte de lo que en
verdad hace que se genere riqueza y estas son: la necesidad humana y la
libertad de elección. La necesidad humana es un sinfín de visiones, gustos,
tendencias y necesidades tanto físicas como psicológicas que tiene el ser
humano, por ende tratar de decidir cuál es buena o mala es un trabajo por demás
insulso, lo único que se tiene que pensar es que esas necesidades no sean de
carácter criminal, es decir, actuar con violencia contra otras personas en su
integridad física, ni los actos como robo o algún otro crimen que atente contra
la propiedad privada de otros individuos, ni por supuesto, cortar la libertad
de expresión, luego de estas, cualquier otra necesidad está tan permitida como
libre es el ser humano. Entonces como dice el dicho, “cada botón tiene su ojal”
entonces para cada necesidad siempre habrá alguien dispuesto a satisfacer esa
necesidad, y en este proceso existe un Quid Pro Quo (es decir, yo gano tú
ganas), un 0.0001% en el mundo lo hará porque no quiere ganar y quiere ver
felicidad y sonrisas con flores en el mundo, será de libre decisión, pero el
restante es un intercambio en común acuerdo de dos partes, una OFERTA Y UNA
DEMANDA.
Tal como mencioné anteriormente, las necesidades son un abanico
de posibilidades y para generar este vínculo por supuesto se encuentra el MERCADO,
sin el mercado no habría la posibilidad de acceder a este intercambio de los
que buscan satisfacer necesidades con los que ofrecen estas necesidades, es
aquí donde se genera la riqueza, quien sepa capitalizar esos gustos,
preferencias, deseos es aquel que obtendrá riqueza y todo va a depender cuanto
valor agregado tiene esa necesidad, que tanto mercado existe para adquirir esa
necesidad y por supuesto quien tiene la capacidad de cubrir por esa necesidad. Si
el 100% del mundo requiriese doctores los doctores serían mega millonarios pero
no todos los seres humanos estamos enfermos o necesitamos en este momento un
doctor, mucha gente prefiere ver el fútbol (masculino) que el femenino, mucha
gente prefiere usar las zapatillas deportivas Nike que los zapatos de cuero de
industria nacional otros prefieren tener un celular de última generación o ir a
comer esas deliciosas hamburguesas doble carne con queso parmesano que un plato
de vegetales cocidos, pero, por supuesto no mucha gente necesita en este
momento de un profesional de altos estudios para satisfacer alguna necesidad,
es una demanda muy baja por ende el salario que pueden ofrecer los demandantes
versus lo que quiere ganar el profesional depende mucho del mercado de oferta y
demanda laboral en su campo y si hay muchos profesionales de alta gama pero
poca oferta laboral y muy poco mercado para lo que pueda producir ese
profesional, pues obvio su salario será muy insignificante frente a las
poderosas hamburguesas del “carnal” o “casero” como llamamos en mi país al que
vende estas delicias culinarias, motivo por el cual en este preciso momento voy
por unas hamburguesas. Así se genera riqueza.

